sábado, 9 de febrero de 2013

La noche que Havalina incendió Valencia



Sonaron los primeros acordes y recordé que estaba viendo a Havalina en directo. Aquel grupo que imaginé, a través de sus discos, de una introversión tal que terminaron devolviéndome mis pensamientos a golpes. Havalina destrozaron La3, la volvieron cenizas y luego la resucitaron. Havalina hizo lo que sabe hacer: poner los pelos de punta. Y todo esto a pesar del "handicap" que el mismo Cabezalí reconoció a mitad del concierto: tocar por primera vez con la restricción de 104 decibelios que la maravillosa Generalitat impuso a las salas valencianas (a un lado del escenario se podía ver el medidor con números rojos).

La primera vez que escuché "Las hojas secas" pensé: ¿cómo se pueden tocar estas canciones sin reventar los amplificadores, sin romper cuerdas, sin quebrarse en el escenario? La cuerda rota de la guitarra de Manuel, antes incluso de la mitad del concierto, me demostró que esa era la única forma.
¿De dónde saca este grupo esos riffs, ese sentimiento, esas letras que si las lees sin música pueden dejarte indiferente?

Fuera, antes de entrar, se escuchaba algo de la prueba de sonido (llegamos bastante tiempo antes) y estábamos solos. Sonaba el riff de "Norte", con esa cadencia hipnótica, casi oriental. Pensé que sería la mejor canción para empezar un concierto. Y fue la primera canción.
Así siguieron esas bestias en el escenario, tema tras tema, despertando algo dentro  de las personas que los escuchan; un cierto erotismo, un desarraigo, un desahogo. La voz de Manuel, su entonación, su "casi obsesión" por la cama, por lo que conlleva estar con quién quieres en la cama, resonaba en toda la sala, en cada oído.
Enfado por medio (¡la que le lió el técnico de sonido a Ignacio Celma con el sonido del bajo en "Animal dormido, animal despierto"!), Manuel agradeció a la gente con un "Teníamos ganas de volver a Valencia...¡y hoy habéis venido!". Aplaudí el que hayan vuelto, tanto con mis manos y mis oídos. Recuerdo lo que dijo uno de los chicos que estaba en primera fila conmigo. Estaba hablando con su novia y le dijo: "¿Ves? (señalando a otro chaval que estaba sacándole una foto a las pedaleras de ambos), estoy seguro que la mayoría de la gente que está aquí son músicos". Yo soy músico, así que no soy quién para decirle nada. Pero era indudable la fascinación que mostraba la gente en no perder detalle a los pedales de Ignacio y Manuel, ver cómo estaban enchufados, el orden, ver sus guitarras (5 para este concierto) y adivinar la afinación de cada una. No dudo que la música de Havalina sea "música para músicos", valga la redundancia. Yo al menos me enamoré del sonido de la distorsión de su guitarra y decidí comprarme un pedal Rat. "Yo quiero sonar como él", pensé. Y lo sigo pensando, ahora más que antes. Me da igual admitirlo.

Sonó "El estruendo"(porque sólo tú caminas sobre las aguas) e Ignacio demostró que él también sabe cantar y sabe ponerse a hombros al grupo. Y con "Incursiones" volvieron a sus principios. Junto con "Imperfección" y "Sueños de esquimal" recordaron ese discazo anterior a "Las hojas secas". Aunque como público eché de menos otros de ese disco como"Desinspiración" y la acelerada "Vida maquinal" sin duda, es impresionante que puedan hacer un concierto como el que hicieron dejando de lado temas tan buenos. 

Antes de comenzar con su erótica "Incursiones" (hay que ver cómo repito este adjetivo, pero Havalina  desborda erotismo: "siempre quise estar desnudo en tu habitación, siempre quise estar pegado a tu radiador") anunciaron que sería el último tema. Pero no iban a acabar ahí, no. Parecía increíble que este trío madrileño pudiera acabar de una forma mejor que con ese tema, bailado por toda la sala. Pero es que sino no habría puesto el nombre que le puse a la entrada. Se fueron del escenario y minutos después apareció Ignacio. Miró al técnico de sonido (ese "enemigo" momentáneo) y preguntó por un tema más. ¿Y qué podría hacer ese hombre más que decir que si y dejar que la gente siga disfrutando un poco más? El tema elegido fue "Música para peces" (si ven el listado de temas es el tachón que le sigue a "Compañía Felina") y enseguida me giré y le dije a alguien: ¡atento al solo de esta canción! Y no me equivoqué, no.




Manuel demostró, al menos a mí, no ser el típico guitarrista. Él suele decir que no le gusta lucirse, y que a la hora de grabar "Música para peces" tuvo "la bendición"(por llamarlo de alguna forma) de Javier e Ignacio para demostrar su técnica y su virtud. Y en directo el solo de la canción fue brutal, acompañado del metrónomo humano que es Javier Couceiro.


Pero aún faltaría lo mejor. Ignacio baja al escenario y se pica con Manuel el cual le hacía señas de que luego bajaría él. Dicho y hecho, le tocó el momento al guitarrista de rodearse de la gente. Luego bajó de nuevo Ignacio, y no conforme con esto le pidieron a Javier que haga lo mismo. El resultado, imperdible, fue este (vale la pena verlo en hd):

Para mí ya estaba bien. Para mí si se hubiese terminado el concierto cuando lo por primera vez se fueron del escenario hubiese sido más que feliz. No haría falta ni "Música para peces" ni la brutal jam que hicieron al final. Pero con finales así es como crece el mito de una banda, que no sólo se conforma con hacer unos discos redondísimos y que suenan bien (todo autoproducido por ellos mismos), sino que luego los defienden con uñas y dientes en el escenario. Me quedo con ganas de verlos otra vez, claro. De eso no tengo dudas. Pero como yo la mayoría de gente de la sala, sean músicos como dijo el chico en su momento, o no. Tiene algo Havalina, tiene algo que de verdad hace que merezcan ser más reconocidos. Tiene algo Havalina que los hace únicos y que va más allá de una máquina humana a la batería, de un bajista entregadísimo que forma junto con Javier una apisonadora (un toblerone, o la grasa que ellos mismos dicen) y un guitarrista para el cual no tengo más elogios. Y es la magia que crean y la humildad que desprenden. Se lo pasan bien y nos lo hacen pasar bien. Por eso es por lo que me quito el sombrero y grito: ¡gracias, chicos, espero verlos pronto!



Havalina son: Manuel Cabezalí (guitarra y voz).
                       Ignacio Celma ( bajo y coros).
                       Javier Couceiro (batería).